Especialistas debaten la necesidad de usar o no las armas de la medicina para hacer frente al cáncer de próstata.
Uno de cada siete hombres será alcanzado por el cáncer de próstata, pero sólo el 7% de ellos perecerán de ese mal. Aún así, muchas aflicciones aquejan a la mente de las personas afectadas por la enfermedad. Parte de ellas se debe a la imprevisibilidad de estos tumores. Entre el 20 y el 25% de los pacientes presentan enfermedad indolente, que no pone en peligro la vida. Otro 60% presentan lesiones más agresivas, pero curables si se eliminan a tiempo. En menor número, surgen tumores incontrolables, que pueden impedir la existencia a pesar de las embestidas. La primera cuestión controvertida que surge es: ¿es seguro no tratar a los pacientes con cáncer de próstata?
Luego viene otra discusión de años: ¿cuál es la forma más eficiente de hacer frente a los casos agresivos, con cirugía radical o radioterapia? Estudios antiguos sugerían que las posibilidades de curación con la cirugía eran más grandes, pero todavía faltaba un veredicto científico. He aquí lo que los investigadores de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, publicaron al comparar la evolución a largo plazo de pacientes tratados de diferentes formas. Por sorteo, 545 permanecieron sin tratamiento, realizando sólo exámenes periódicos, 553 fueron sometidos a cirugía y 545, a la radioterapia. Después de diez años, el número de muertes fue muy bajo y es igual en los tres grupos, generando cierta conmoción. ¿Será que la enfermedad no tiene que ser tratada? ¿Habrían sufrido millones de hombres intervenciones quirúrgicas innecesarias?

Localización de la próstata
Como no es raro que suceda en la ciencia, las dudas pronto se disiparán. Y es que el estudio en cuestión comprendió que las observaciones realizadas fueron reales, pero influenciadas por matices imperceptibles en un primer vistazo. Para empezar, el 75% de los voluntarios presentaban tumores desidiosos. Después, más de la mitad de los participantes no tratados en el inicio fue sometida posteriormente a la cirugía o a la radioterapia porque hubo signos de empeoramiento. Finalmente, se constató que la diseminación de la enfermedad en el organismo es de dos a tres veces mayor en el grupo no tratado, que sólo sobrevivió porque recibió medicamentos hormonales.
Ante esto, concluimos que médico y paciente, durante la travesía, deben optar por terapias más contundentes si la enfermedad es agresiva. Así mismo, los médicos deben de permitir un esquema de vigilancia, sin tratamiento, cuando las evidencias indican un tumor inofensivo y las posibles complicaciones de la terapia serían intolerables.
Este artículo ¿El cáncer de próstata no necesita ser tratado? es contenido del blog Enfermedad y salud.