Conozca los síntomas, los factores de riesgo y el tratamiento de la cirrosis, una lesión en el hígado, vinculada al consumo excesivo de bebidas alcohólicas y a la obesidad.
La cirrosis es el resultado de lesiones en el hígado que se cicatrizan, haciendo que el organismo vaya perdiendo su función y se encamina hacia la quiebra completa. Es el resultado de inflamaciones y agresiones crónicas como el ataque de ciertos virus (hepatitis A,B,C…) o el abuso de bebidas alcohólicas. El tejido del hígado se encuentra, con el tiempo, en un estado fibroso y deja de realizar tareas primordiales para el organismo, tales como el procesamiento de alimentos y medicamentos, la fabricación de proteínas y la producción de la bilis, que actúa en la digestión.
El gran peligro de la cirrosis hepática, es que suele ser una enfermedad silenciosa durante años. El hígado, incluso sufriendo daños, parece que no presentar ningún problema. Esto retrasa el diagnóstico, que, sobre todo en América Latina, todavía se da en la mayoría de las veces en etapa avanzada — la fase en la que suelen aparecer los síntomas.
Como el problema no tiene cura (ni puede ser revertido), la solución puede ser el trasplante de hígado. La recomendación, por lo tanto, es estar atento si hay factores de riesgo para la enfermedad (hepatitis crónicas, etilismo, presencia de grasa en el hígado, etc.) con el fin de actuar lo más pronto posible.

Localización del hígado
Signos y síntomas de la cirrosis
– Piel amarillenta (ictericia)
– Hinchazón en el abdomen
– Adelgazamiento excesivo
– Debilidad
– Pérdida de apetito
– Mal aliento
– Nódulos amarillentos por el cuerpo (sobre todo cerca del párpado)
– Tos y vómitos con sangre
– Pérdida de pelo
Factores de riesgo
– Consumo excesivo de bebidas alcohólicas
– Exceso de peso y obesidad
– Hepatitis (sobre todo las de tipo B y C)
– Predisposición genética
– Edad superior a los 40 años
– Uso (o abuso) de medicamentos
– Diabetes
Prevención de la cirrosis
La mejor manera de prevenir la cirrosis hepática es adoptar un estilo de vida más saludable, evitando exageraciones de bebidas alcohólicas, dieta calórica y la automedicación. Otro factor importante es protegerse de los virus de las hepatitis, sobre todo, el tipo B, para el cual existe una vacuna.
El uso de preservativo en las relaciones sexuales también protege al organismo contra el agente viral. El tratamiento de las hepatitis crónicas, como la del tipo C, es crucial para evitar que el hígado sufra de cirrosis y, con ello, pierda sus funciones.

Dolor en el hígado, síntoma de cirrosis
Diagnóstico de cirrosis
El gastro o hepatologista borra el historial del paciente y analiza el estado del hígado con los exámenes de imagen como el ultrasonido. A menudo es necesario realizar una biopsia para evaluar el tejido con un microscopio.
Tratamiento de la cirrosis
El objetivo es evitar que la cirrosis avance y se agrave. Lo fundamental en el plan terapéutico es identificar la causa del problema y cortar la agresión —si es el virus de la hepatitis, la ingesta de alcohol, la presencia de grasa, etc.
Algunos medicamentos pueden ser recetados en el camino para ahorrar el trabajo excesivo del hígado y el seguimiento con exámenes toma especial relevancia para evaluar de la mejor manera la evolución del marco y flagrar posibles nódulos malignos en el hígado, mal que puede aparecer en paralelo a la cirrosis. Los casos más graves de cirrosis terminan siendo enviados para el trasplante de hígado; en donde el órgano perdido es sustituido por otro, proveniente de un donador.
Los médicos, sin embargo, tratan dentro de lo posible en no llegar a esta instancia, por el peligro y las dificultades que entraña. De ahí la importancia de la detección precoz; y sobre todo, del cuidado de nuestro organismo.
Este artículo ¿Qué es la cirrosis? Causas, síntomas y tratamiento es contenido del blog Enfermedad y salud.