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¿Cómo controlar la agresividad? Tratamiento para la agresividad

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Itzamatul

La agresividad puede presentarse ante las más diversas situaciones y en las más diversas formas. La ira asociada a este comportamiento es una emoción que puede activarse en una persona de forma espontánea en momentos específicos de su vida, pero que, en otros casos, puede llegar al extremo de convertirse en una respuesta habitual ante cualquier problema.

Las emociones son parte de nuestra vida, hasta el punto de que en la mayoría de los casos tienden a gobernar buena parte de nuestro día a día, más allá de lo que nos dicta la razón, especialmente cuando se trata de cuestiones que afectan a nuestros seres más queridos o elementos y situaciones que nos afectan muy de cerca y, por ello, no nos permiten ver o analizar con objetividad.

Sin embargo, cuando ya es frecuente que una emoción como la ira nos lleve a adoptar un comportamiento agresivo de forma habitual ante cualquier mínimo problema o conflicto que se presente en nuestra vida, es necesario recurrir a la ciencia y la medicina para disfrutar de los beneficios de un tratamiento específico. Así mismo, es conocido que los trastornos psicológicos pueden explicar la agresividad de una persona. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno de estrés post-traumático (TEPT), la depresión o la esquizofrenia son algunos de los muchos trastornos asociados con la agresividad.

De la misma forma, en este tipo de pacientes, es preciso agregar a aquellas personas que han sufrido un accidente cerebrovascular, epilepsia, diabetes, presentan antecedentes de migrañas frecuentes, trastornos del sueño, porque también tienden a manifestar un comportamiento agresivo de estas características, para no hablar de los efectos secundarios asociados con el consumo de ciertos medicamentos o drogas de carácter ilícito, cuyas consecuencias para nuestra salud pueden estar relacionadas con el despertar de nuestra propia agresividad, como respuesta a las diferentes circunstancias de nuestras vidas.

Agresividad propia de los trastornos de conducta

Agresividad

¿Cuál es el mejor tratamiento para la agresividad?

Uno de los tratamientos más utilizados por los expertos para supervisar los estados de agresividad en las personas es conocido como el cognitivo-conductual, uno de los más destacados. En estos casos, el tratamiento está destinado, en primer lugar, a analizar el tipo de ira que se despertó en el interior del paciente, esto es, si es justa o no, innecesaria o adaptativa, además de determinar las características que presenta esta emoción concreta en la persona; es decir, estudiar si el paciente ha adoptado este comportamiento agresivo desde el aprecio, la simple broma y no por un ataque vicioso y sin control.

Por otro lado, se aprovecha esa ira para llevarla exactamente a los objetivos que pretendemos alcanzar, o sea, al paciente se le indicarán ciertas actividades. Finalmente, se insta manejar los pensamientos que se escapan a la razón, las emociones y aprender a alejarse de situaciones que despiertan nuestro comportamiento agresivo para relajarse y volver a enfrentar el problema con más calma.

Hay ciertos signos que nos alertan de un ataque de ira, como el sudor de las manos, puños apretados, tasa respiratoria, incomodidad o aumentó del ritmo cardíaco y, por lo tanto, es posible reaccionar a tiempo.

Diversos estudios han constatado que de vez en cuando es saludable, incluso, despertar nuestra rabia en determinadas situaciones, ya que esto fortalecerá nuestra auto-estima, aliviará nuestra ansiedad, al mismo tiempo en que puede ayudar en tu relación con los demás, siempre y cuando este comportamiento no afecte físicamente a la persona en cuestión y respetando los límites que no deben ser superados, al herir a un tercero.

La agresividad puede ser de varios tipos, desde emocional, como la expresión de nuestra ira donde no pensamos y actuamos únicamente; hasta instrumental, para alcanzar un beneficio determinado (ya sea económico, de poder, para humillar a otra persona), pasiva (más sutil, en forma de chistes, para humillar a los otros) o defensiva (para protegernos de un daño físico).

Muchos de los objetivos que se pretenden conseguir con el tratamiento de la rabia pueden ser completados con la capacidad de ponerse en el lugar del otro y, así, llegar a comprender su situación, habilidades de negociación, formas de lidiar con el estrés o mejorar la auto-estima.

Estos problemas de conducta son cada vez más comunes en una sociedad asolada por el estrés, preocupación y, en última instancia, el ritmo frenético con el que se emprende cada una de sus actividades diarias y que, finalmente, terminan por modificar su sistema nervioso.

 

Este artículo ¿Cómo controlar la agresividad? Tratamiento para la agresividad es contenido del blog Enfermedad y salud.


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