Si su hija o hijo tuvo infección urinaria sin duda habrá escuchado hablar del reflujo urinario o también denominado reflujo vesicoureteral. Uno de los defectos congénitos más comunes de las vías urinarias, que se produce por una malformación en la desembocadura de los uréteres a la vejiga de modo que durante la micción parte de la orina regresa a los uréteres (refluye), pudiendo comprometerse uno o ambos uréteres.
Causas del reflujo vesicoureteral
La infección urinaria en bebes neonatos, lactantes o niños puede suceder por diversas razones, lo importante es saber que todo niño debe ser cuidadosamente evaluado, ya que aproximadamente cuatro de cada diez niños que presenten infección urinaria tendrán además reflujo vesicoureteral.
Si su pequeño ha sufrido una infección urinaria no necesariamente tendrá reflujo sin embargo existe una posibilidad que no debe ser descartada a la ligera., la razón radica en que si la orina infectada llega a los riñones en caso de reflujo, estos órganos son propensos a sufrir lesiones severas que podrían desembocar en insuficiencia renal, debido a la formación de cicatrices renales (píelonefritis crónica). De todo esto lo importante es prevenir a toda costa la disminución de la función renal.
De acuerdo a lo anterior, la evaluación de todo niño o niña una vez establecido el diagnóstico de infección urinaria, más aun si es menor de 5 años o tiene antecedente de recurrencia, deberá basarse únicamente en dos estudios la ecografía renal y otro denominado uretrocistograma miccional que permitirá establecer o no la presencia de reflujo vesicoureteral y su severidad, no siendo uno excluyente del otro.
De acuerdo a su severidad el reflujo podrá ser ni tan malo, malo o malísimo, la clasificación que se utiliza técnicamente contempla del grado 1 al grado 5 , siendo el 1 el más leve y el 5 el más severo, dependiendo del lugar donde llegue la orina que se devuelve hacia uréteres.

A la derecha, esquema de reflujo vesicoureteral
Tratamientos posibles
El enfoque de un niño con reflujo vesicoureteral tiene dos caminos, el tratamiento médico y el quirúrgico. Se ha podido demostrar que los reflujos grado 1, 2 y 3 tienen un porcentaje de curación del 90% a medida que el niño crece, siendo lo importante prevenir episodios de infección urinaria en base a una terapia denominada de profilaxis o prevención con un antibiótico, que se administra en las noches, hasta que el reflujo se resuelva o su médico estime necesario con controles regulares de orina (urocultivo).
Pero el reflujo clasificado como grado 4 o 5 debe ser intervenido quirúrgicamente puesto que la probabilidad de resolución espontanea es mínima o nula debiendo mantenerse luego profilaxis por tres meses hasta que nuevos exámenes de control determinen el éxito de la intervención.
Es importante también hacer énfasis sobre la necesidad de permanecer alertas con los hermanos del paciente que presenta reflujo vesicoureteral ya que aproximadamente 20 % de ellos podrán también presentar el mismo problema. De esta manera destacamos que una intervención oportuna podrá evitar una serie de preocupaciones cuando ese pequeñín sea un adulto.
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