El genetista Ciro Martinhago muestra cuándo la prueba de ADN ayuda a las parejas que desean quedarse embarazadas – y cuando, simplemente, no valen la pena.
Las pruebas genéticas son los análisis realizados en los laboratorios, que desentrañan las características del ADN que heredaste de tus padres y que pueden ser altamente benéficos al advertirnos acerca de mayores riesgos de enfermedades o para ayudarnos a elegir el mejor tratamiento. Una reciente rama de esta ciencia, la genética reproductiva, ofrece pruebas de ADN que pueden ser de gran ayuda para la pareja que desea quedar embarazada.
Además de reducir la probabilidad de nacimiento de un hijo con un trastorno genético, tenemos casos de niños víctimas de una grave enfermedad en la que se han salvado de un destino precozmente fatal gracias al nacimiento de un hermano sano.
Hoy en día existen diferentes tipos de pruebas que pueden ser útiles para diagnosticar una enfermedad y determinar su gravedad, orientar la elección del mejor remedio, flagrar mutaciones transmitidas de padres a hijos, además de comprobar trastornos susceptibles de tratamiento aún en el feto o en el recién nacido y seleccionar embriones sanos para la fertilización in vitro.
Es evidente que estos exámenes son óptimos en ciertas situaciones, pero en otras no. Pueden presentarse a un examen genético, por ejemplo, las personas con un historial familiar de cáncer o de otro trastorno degenerativo. Como sabemos que el estilo de vida y el medio ambiente influyen bastante en la aparición de ciertos males, personas (o futuros padres) como un fumador empedernido o aquellas que han sufrido una fuerte exposición a la radiación o agentes químicos, deben buscar asesoramiento genético.

Prueba de ADN
También se benefician de las parejas que ya han tenido un hijo con una malformación o retraso en el desarrollo; si hubo ocurrencia previa de bebés que nacieron muertos o tres o más abortos espontáneos sin causa definida; si la pareja está compuesta por primos en primer grado; o existe algún riesgo de enfermedad relacionada a la etnia de la pareja.
Entre las mujeres que desean tener hijos, la prueba de ADN puede ser una excelente idea si presentan alguna condición que repercuta en el bebé (como la diabetes o la psia), si se usan medicamentos que pueden afectar a la gestación, si se sometieron a quimioterapia antes de quedar embarazadas o sufrieron de infecciones como la varicela, la rubéola o por citomegalovirus durante el embarazo…
Cualquiera que sea la finalidad de la prueba de ADN, todo debe empezar con una consulta de asesoramiento genético profesional. El especialista va a evaluar el caso, la historia familiar, condiciones de salud, entre otros factores, para determinar si la prueba de ADN deberá realizarse o no. También reflejará los resultados y guiará los próximos pasos, preventivos o terapéuticos; además de asesorar a la pareja acerca de hacer frente a las repercusiones emocionales y éticas que puedan surgir con los resultados de la prueba.
Este artículo ¿Quiénes deben hacerse una prueba de ADN? es contenido del blog Enfermedad y salud.